Todo el mundo, absolutamente todo el mundo sin excepción tiene días tontos ¿o no?
Cuando es nuestro día tonto, no pasa nada, estamos enfadados con el mundo y nos da igual lo que pase alrededor, sabemos que tenemos razón, somos, por así decirlo marionetas del orgullo, en otras palabras, nos convertimos en gilipollas. ¿Por qué pasa esto? Nadie lo sabe.
Quizá alguna de esas prestigiosas y famosísimas universidades debería hacer un elaborado estudio sobre el por qué de los días tontos. Quizá en vez de estudiar si las pulgas de los perros saltan más o menos que las de los gatos o por qué los pájaros carpinteros no sufren dolores de cabeza (son estudios verídicos) deberían centrarse en estudiar esto.
Hoy es mi día tonto, así que ni lo intento.
Hoy es mi día tonto, así que ni lo intento.
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